.- El presidente Andrés Manuel López Obrador prometió justicia a María Icela Valdez Chaidez, madre de Roberto Quiroa Flores Valdez, desaparecido desde el 10 de marzo de 2014 en Reynosa, Tamaulipas, tras casi 10 años y tres meses de dolorosa espera. La Unión Nacional de Víctimas demanda atención urgente.

Reynosa, Tamaulipas, 2 de julio de 2024. Las lágrimas de María Icela Valdez Chaidez, presidenta de la Unión Nacional de Víctimas, han regado los pasillos de la indiferencia institucional durante más de una década. Desde el día en que su hijo Roberto Quiroa Flores Valdez desapareció en Reynosa, Tamaulipas, el 10 de marzo de 2014, su angustia ha crecido mientras enfrenta el desprecio de las autoridades mexicanas.

En un acto desgarrador el 25 de junio de 2019, María Icela se arrodilló y suplicó por el regreso de su hijo, un gesto desesperado que solo ha sido respondido con silencio y negligencia por parte de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), la Secretaría de Gobernación (SEGOB), la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (Luisa María Alcalde), la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), y la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas (Búsqueda MX).

“Nos arrebataron a nuestros hijos e hijas, y ahora enfrentamos un retroceso en derechos humanos sin precedentes”, lamentó María Icela. La promesa del presidente López Obrador de abordar personalmente su caso fue vista con cautelosa esperanza por la comunidad de víctimas, pero la falta de acciones concretas sigue siendo una fuente de amargura.

La crisis de desapariciones en México persiste, dejando a familias enteras con más preguntas que respuestas y con el peso de una justicia que parece inalcanzable.