El domingo es Día del Padre. Qué importante es valorar, celebrar y agradecer a los papás por lo que son y por lo que hacen. Porque aunque algunos no han sido muy buenos que digamos, también es cierto que son muchos más los que han sido y son ejemplares, como confiesa Juan Pablo II, que decía: “Mi reconocimiento es sobre todo para mi padre… era un hombre profundamente religioso” (Don y Misterio, Ed. Plaza & Janes, México, 1997, pp. 25-26)

Ser padre no es fácil. Como dice el Papa: “Nadie nace padre, sino que se hace. Y no se hace sólo por traer un hijo al mundo, sino por hacerse cargo de él” (Patris corde, 7). ¿Cómo ser buen papá? Estando cerca de Dios, padre de todos y origen de toda paternidad (cf. Ef 4, 6). Él te iluminará para que en cada momento distingas lo que debes decir y no decir, lo que debes hacer y no hacer. Así, como san José, serás el milagro con el que Dios sacará adelante a tus hijos y a tu familia.

¡Felicidades papás! ¡Dios los bendiga! Y si papá ya falleció, sabiendo que seguimos unidos en el amor, pidámosle que interceda por nosotros. Y siguiendo el consejo de san Agustín (cf. Confesiones, IX, 13, 35), roguémosle a Dios que le conceda ser por siempre feliz con él.