El presidente Sebastián Piñera intentará este martes buscar una salida al estallido social que sacude Chile desde hace cinco días, reuniéndose con los líderes de los partidos políticos, en un momento en que la protesta amenaza recrudecerse con huelgas y nuevas movilizaciones.
Jaqueado por la peor ola de violencia que se vive en Chile desde su retorno a la democracia en 1990, el mandatario, que hace dos días dijo que su país “estaba en guerra”, cambió el tono.
Vamos a explorar y ojalá avanzar hacia un acuerdo social que nos permita a todos unidos acercarnos con rapidez, eficacia y también con responsabilidad hacia mejores soluciones a los problemas que aquejan a los chilenos”. Sebastián Piñera, presidente de Chile.
Si bien las protestas comenzaron el viernes por el alza del precio de la tarifa del metro de la capital chilena, medida que el gobierno suspendió, han ido derivando en un movimiento mucho mayor, que pone sobre la mesa otras demandas sociales.
Las manifestaciones han provocado enfrentamientos con las fuerzas del orden, saqueos e incendios en comercios que en cuatro días han dejado 12 muertos.
Santiago y la mayoría de las 16 regiones de Chile se encuentran en estado de emergencia y 10 mil militares y policías están conteniendo las violentas protestas, que podrían recrudecer, ya que la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), el sindicato más poderoso de Chile, y otras 18 organizaciones sociales convocaron huelgas y movilizaciones para el miércoles y jueves en Santiago.
Siguen las protestas este martes
Con un transporte público limitado, el comercio y los bancos funcionando a medio gas y las protestas colapsando las calles, los chilenos saldrán el martes a trabajar o estudiar bajo una total incertidumbre.
Al igual que el lunes, el metro de Santiago, que recibe a cerca de tres millones de personas diariamente, funcionará solo con una de sus siete líneas y apoyado por más de medio millar de autobuses públicos, que se complementarán con servicios de taxi para satisfacer la demanda.
Asimismo, las clases escolares están suspendidas en cerca de 50 comunas de la capital chilena, mientras que una decena de universidades cancelaron sus actividades académicas. Hospitales y policlínicos funcionarán con normalidad.
La aerolínea chileno-brasileña LATAM, la más grande de América Latina, instaló decenas de camastros en el aeropuerto de Santiago para sus pasajeros, que se encuentran bloqueados desde el comienzo de las protestas, que provocaron la cancelación o reprogramación de centenares de vuelos.